Epidemia de mal servicio

Fotos tomada de la web 02/2010

Lamentablemente es muy común escuchar anécdotas del mal servicio recibido en diferentes lugares en nuestro país. Los organismos públicos solían ser los protagonistas de este tipo de trato, desagradable y en muchos casos grosero, pero hoy en día no hay distinción, en cualquier lugar podemos ser victimas de un atención deficiente, de una mala cara y de una pésima respuesta.

En una oportunidad intercambié con una amiga por varias horas diferentes experiencias del mal servicio que habíamos recibido en diversas oportunidades, al principio nos reíamos porque era increíble pensar que este tipo de cosas sucedieran, después pasamos a una etapa reflexiva intentando entender el porqué de esta situación y finalmente decidimos cerrar el tema porque la mezcla entre molestia y tristeza nos iba a arruinar la tarde, que por cierto ya venia de ser bastante emotiva.
Este tema lo he discutido en miles de oportunidades y nunca he llegado a una conclusión entendible. Alguna de las “razones”, que se pueden presumir son las siguientes:

El empleado es muy mal pagado, no siente motivación y por ende no quiere esforzarse por ofrecer un buen servicio.
La persona que me está atendiendo tuvo un mal día y es lógico que reaccione de forma negativa.
La situación tensa del país, la devaluación de la moneda, la falta de agua y luz, la inseguridad y las enormes colas diarias, nos llevan a reaccionar así.

Simplemente no tienen educación y no saben trabajar con el público.

Ninguna de estas hipótesis son justificables, simplemente es cuestión de educación, de buenos modales, de querer hacer las cosas bien.

Seguramente muchos de ustedes tienen innumerables experiencias que contar y si yo detallara por todo lo que he pasado en restaurantes, cines, tiendas, bancos y pare de contar sería inmensamente larga la lista.
Recientemente fui al Kiosco que esta justo debajo de mi oficina a comprar una galleta. La chica que atiende mantiene una actitud muy poco amable desde siempre, sin embargo uno llega tristemente a acostumbrarse a que no responda los buenos días, a que nunca tenga mercancía y a que te atienda cuando ella considere pertinente. Pero como es el Kiosco más cercano lamentablemente hay que comprar allí.

Pues bien, bajé y esperé luego de decir buenos días y no obtener respuesta a que terminara de hablar por el celular, en minutos me enteré que había salido con un tipo que no pagó “la curda” y que le pidió prestado “plata para devolverse”, seguía echando su cuento pero tomó el periódico, comenzó a pasar las paginas y continuaba hablando, yo la miraba fijamente mientas pasaba el tiempo. Finalmente cuando su amiga decidió terminar la conversación, ella me dijo sin mirarme a los ojos: “ Aja, qué es lo que tu quieres mami”. En ese momento tenia ganas de reventarle la cabeza contra el mostrador, pero tenia mucha hambre, respiré y le dije lo que quería, abrí mi galleta y pensé, esto es inevitable, es como una epidemia.
Ahora, cuando te topas con personas alteradas, molestas reclamando por un mal servicio, muchos piensan: qué le pasa, a este loco, por que actúa así. Pero nos detenemos a pensar cuantas veces le ha pasado lo mismo para que reaccione así.
Yo definitivamente ya tengo poca paciencia y comprensión, sin embargo suelo callarme hasta explotar y reclamar mis derechos como cliente.

Los invito a compartir algunas de sus experiencias en cuanto a este tema y así reírnos un rato de esta triste epidemia.