Generalmente en esta época cuando ya tienen rato sonando las gaitas, el impelable “faltan 5 pa`las doce” y “ amparito”, suelo tornarme quizá un poco sentimental, cambio la estación de radio en la que suena la pavosa canción y preparo mis antialérgicos, antigripales, antibióticos para atacar la gripe alérgica que me acompaña en diciembre a parte de preparar el bolsillo para comprar regalos para familiares y amigos, los ingredientes para las hallacas, adornos para el árbol y lo más importante pensar en que este año hay que hacer algo diferente el 24 y el 31 sobretodo el 31 porque ni siquiera hay regalos.
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| Tomado de Getty Images 12/2011 |
Esta introducción parece un poco "grinch", pero en realidad no es así, me gusta la navidad y lo que más disfruto es saber que existe la posibilidad de comenzar de cero, aprender de los errores, plantearse nuevas metas y tener ánimo para alcanzar lo que se quiere, aunque esto puede pasar en cualquier mes del año, suele ser diciembre cuando el común denominador hace este ejercicio.
Respondiendo al titulo de esta entrada, el 2011 recompensó mi esfuerzo por muchos años y me regaló uno de los mejores momentos en el ámbito laboral, me hizo un poco más fuerte y tal vez más indiferente al explotar cambios irremediables, tristes, pero eminentes.
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Aún no estoy segura porque puso en mi camino un año atrás situaciones, personajes, momentos, palabras...quizá para enseñar a modificar algunas actitudes a través de una lección y que quedará un aprendizaje de por vida, o para darme cuenta que no dejé de recorrer ese camino que me atormentaba aunque intenté seguir avisos que me llevaban a un desvío. Creo que las dos cosas me dejó el 2011.
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Este año volvió parte de lo que apareció en el 2007 aparentemente de una forma distinta, pero seguramente llevará trabajo lograr lo que realmente se quiere, por heridas que no terminan de sanar o por rencores que son imposible olvidar...pero sin duda el nuevo año tendrá la respuesta.
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Conocí gente agradable, con las que hice click muy rápido y con las que he pasado muy buenos momentos. Amena esa tarde en el caney en Barquisimeto, que buena comida.
Como todos los años me enseñó a valorar a los amigos verdaderos esos que cuento con una sola mano, a los de siempre a los que están y estarán.
No me queda más que agradecerle todo lo bueno que me dejó y agradecer por todo lo bueno que viene, el próximo años, será decisivo en muchos aspectos, el que se quiera montar que se monte y el que no que se bajé, pero yo sigo.
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Feliz año 2012 para todos.
